Keller, Héctor Alejandro, codir.; Ferrero, Brián Germán, dir.
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OBJETIVOS GENERALES.
Las Áreas Naturales Protegidas forman parte de los procesos de territorialización gubernamental,
donde se ponen de relieve determinadas formas de conceptualización y gestión de los recursos
naturales. A su vez, las políticas de conservación, en tanto que políticas públicas dedicadas a la gestión
de los recursos naturales, se manifiestan como la materialización de la interacción entre política y
ecología (Vaccara, Beltran 2010). En la Argentina, las políticas de conservación y en particular las de
creación de Parques Nacionales, desde principios del siglo XX, se han basado en visiones dicotómicas
de la relación entre naturaleza y sociedad, que han llevado a separar a las poblaciones locales de la
gestión de los Parques. A partir de mediados de la década de 1990 comenzaron a producirse
transformaciones en las políticas conservacionistas, que se profundizan en la primera década del siglo
XXI. Gradualmente se asiste al pasaje de un paradigma conservacionista basado en el control, la
sanción y separación de las poblaciones locales del ambiente, a otro basado en modelos donde se abre
a la participación de comunidades indígenas y rurales en las decisiones sobre los territorios y el
manejo de los recursos naturales. Estas transformaciones vinieron acompañadas por cambios de un
paradigma proteccionista a otro que contempla el uso sustentable de los recursos naturales y su
mercantilización. En este contexto, las políticas basadas en la imposición de modelos de conservación
fueron puestas en discusión y surgieron distintos tipos de modelos con diversos grados de
participación comunitaria. En este escenario, las comunidades locales están adquiriendo lugares de
importancia en las discusiones sobre las políticas de conservación. Pero estos modelos no sólo abren a
espacios de participación, sino que también generan ámbitos de conflicto y negociación.
Los modelos participativos de gestión de Áreas Naturales Protegidas han sido considerados por
algunos autores como nuevas formas de ejercer control sobre las poblaciones locales (MacDonald
2003; Brosius et.al. 2005, Brokington 2004). Desde esta perspectiva, tales modelos encausan y
disciplinan la acción política local, legitimando determinados reclamos y deslegitimando otros. A su
vez, son los organismos de conservación los que estipulan las formas legales e institucionales en que
las poblaciones locales pueden participar. Pero los programas de conservación no son sistemas
cerrados, ni que las poblaciones locales aceptan pasivamente los términos de participación, sino que se
generan espacios de lucha y negociación. Es allí que los proyectos conservación son resignificados a
nivel local. Incluso estos proyectos tienen efectos inadvertidos para quienes los aplican, como la
producción de grupos sociales que unidos por intereses comunes y que se movilizan en pos de ellos
(Li: 2007), tal como ha observado Ferrero (2012b).
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En esta investigación, proponemos analizar la conformación e implementación de programas
participativos de gestión de Áreas Naturales Protegidas y conservación de la naturaleza en los que
intervienen poblaciones locales y en los que se generan procesos de lucha y negociación política. Para
esto tomaremos dos casos paradigmáticos del litoral argentino, por un lado el de Parques Nacionales
Iguazú (PNI), en la provincia de Misiones, uno de los primeros parques del país, creado en 1934. Y
por otro lado, el Parque Nacional Islas de Santa Fe (PNISF), provincia de Santa Fe, el último Parque
Nacional, creado en 2010. En estos dos Parques se están desarrollando políticas de integración de las
poblaciones que habitan dentro y/o en la zona de influencia de ambos, pero que implican grandes
diferencias en el tipo de poblaciones involucradas. En el caso del PNI son comunidades mbya-guaraní
y pequeños productores rurales, mientras en el caso del PNISF encontramos pescadores artesanales y
productores ganaderos. En estas dos áreas, diversas agencias oficiales y no gubernamentales,
nacionales e internacionales, están desarrollando diferentes proyectos que ligan conservación con
desarrollo, dirigidos a las poblaciones locales.
A su vez, tales transformaciones en los modelos de conservación tienen lugar junto a cambios en los
modelos productivos predominantes en las regiones donde están los dos Parques seleccionados. En el
caso de Misiones, en los últimos 20 años se asistió a la expansión foresto industrial y actualmente
toma gran impulso el turismo. Mientras la zona isleña donde se encuentra el PNISF, se observa la
presión de la actividad ganadera que es desplazada de tierra firme por la expansión sojera, durante la
última década. De manera que un aspecto a estudiar es el vínculo entre los modelos productivos que
ejercen presión territorial sobre las zonas en torno a las Ares Naturales Protegidas y los programas
participativos de gestión de esas Áreas.